Friday, April 28, 2006

 

La Sepultura de MIGUEL ÁNGEL

La Sepultura según Miguel Angel





El sudor caía a gotas saladas desde mi frente, cuando reboto la primera gota contra el piso creó un relámpago entre un mar denso, alumbrando la oscuridad a la que se había sumido, mi cuarto… que por más amplio que fuera, se me había tornado en cárcel. Al explotar el relámpago, busque por entre los segundos de luz, no por mi ventana, pero si por una herramienta para perforar las paredes… lejos, como en una isla, me pareció ver unas sombras familiares, no parecían herramientas para penetrar paredes, pero se movían, y a lo mejor podría encontrar algo entre ellas… me sumergí entre el pavimento… el concreto era espeso, y los pasos dejaban huellas a gran velocidad, como si estuviera fresco… la ansiedad me impulsaba. Cuando alcancé la isla, vi unos como tótem de piedra que me miraban sin decir nada en su mirar, pasados unos segundos, desaparecían y se volvían otra vez visibles, posando en forma diferente y en otra parte de la isla… antes de que se volvieran a cambiar de puesto, les grite que quienes eran…


  • no nos reconoces… ingenuo y además torpe -me respondieron a secas
  • no estoy para insultos, busco mi ventana
  • somos solo las sombras de aquellos que en tu ruta de antes, dejastes descabezados a cada impulso gutural de tu lengua maldiciente –esta vez me pareció que me gritaban…
  • la locura me persigue –grite desesperado, como defendiéndome… soy inocente de mis actos cuando estos emanaron en cámara rápida sin darme cuenta…
  • tenés que dejarnos libres, liberarnos, estamos prisioneros en manos de un recuerdo doloroso inconsciente, aun tenés que viajar por entre muchas calles buscándote… para que no estorbemos en tu búsqueda de la ventana de tu cuarto.

Eran más de las 5 de la tarde y el viento de la ciudad había comenzado a atravesarla por entre todas sus calles y edificios. Mis pies se sentían deseosos de detener la marcha, quería tomar agua y fui al café-bar del otro día, allí estaba sentado mi amigo, esta vez él me levanto la mano como invitándome a sentarme a su lado, acudí como necesitado… me sentí como apurado y pedí un café expresso, no podía con el tinto, demasiado fuerte, me mantenía en vela toda la noche, y eso que no tomaba café, ahora ya lo hacia de repente y solo cuando venia a este lugar…

  • estuve en una isla y reconocí unas sombras de mi pasado, comencé diciendole
  • estaban prisioneras o volaban libremente – él parecía más cálido en su conversación esta vez
  • prisioneras y se quejaban –le dije abriéndole los ojos expresivamente
  • que vas a hacer al respecto –me dijo tranquilamente
  • nada, que se queden en su isla toda para ellos solos
  • ya encontrastes la ventana –me dijo subiendo el ceño
  • no, esta oculta
  • libera los prisioneros primero para que vuelen… - y se evaporó otra vez

Cuando salí del café-bar, pensé en que nunca me había pedido una cerveza, claro que tampoco tomaba cerveza, que ocurrencias, pensé…
Al mirar al cielo, pensé que iba a ver la noche llegar, pero este seguía igual que en la mañana, me parecía que llevaba varios días entre esta transición, pero en realidad corría el mismo día… mi reloj de pulso marcaba las horas que no existían, como si yo viniera de un espacio paralelo donde usaban relojes, porque acá en este ahora me parecía que no se movía el tiempo… me puse a pensar si tenia un hogar y donde quedaba… no tuve acceso a tal info. Para evitar volver a rodar mi cuerpo por entre los mismos lugares, las mismas calles y el que de vez en cuando la aparición de una sombra humana ligada y deseosa se confrontara con algo de mi pasado, decidí volver a la isla de los tótem…

Camine de vuelta donde escuchaba a la distancia relámpagos y truenos, llegue a la orilla de algo y al sonido del próximo relámpago, busque la isla, no se veía por lado alguno, cuando escuche en ese preciso momento, un ruidillo como grito de vocecillas que parecían venir desde el piso, me pareció que las emitía un enanito, pero no, era una especie de animal de muchas formas, pequeño, y dependiendo del lado que se lo mirase, cambiaba su forma de torcaza, a gato, a tiburón y hasta hormiga…

  • la isla se ha sumergido, su merce, sabes nadar?
  • me va a tocar sumergirme para hablarle a los tótem, le dije
  • las oportunidades pasan una sola vez y se alejan a espacios secundarios para poder localizarlas… si no se usaron al momento propicio
  • entonces, quien sos vos, y que debo hacer para que no desaparezcas luego entre otros planos…?
  • soy el reflejo de los animales que te amaron alguna vez, somos muchos…
  • los lastime también como a los tótem?
  • Somos criaturas de un plano que esta a vuestro servicio, no somos inferiores, solo prestamos diferentes funciones en el plano de la luz
  • últimamente sé que no he hecho daño a animal alguno… aun encontré que ahora amo lo que antes evitaba... le decía angustiado
  • por eso tengo muchas formas, porque has descubierto en nosotros la similitud en nuestro mirar y sentires, cuando nos observas…

Antes de que pudiera decirle algo, el pequeño ser exploto en luces, y cada lucecita, como luciérnaga nocturna, se transformo en animales diferentes alejándose de mi presencia… cuando las centellas de lucecitas desaparecieron, escuche otro relámpago y vi a mi rededor erguidos los tótem que hablaban… estaba en la isla

  • hola chicos, como estáis, les dije eufórico como si nos conociéramos bien
  • mejor que antes… parece que ahora te interesamos
  • oh, chicos, perdónenme, saben que no soy tan malo, ahora ya no insulto ni a los silencios, ni a las sombras… hagamos una cosa, voy a hacer una fogata y todos se acercan a mí y les canto una canción…
La fogata se encendió, después de caminar por horas la isla semioscura, buscando leña… los tótem se fueron agrupando a mi rededor, una guitarra broto en mis manos y mientras la adormecía buscando sus tonos naturales, miraba todos esos rostros familiares a mi rededor, eran miles desde allí hacia atrás, no podía creer que a tanta gente había hecho yo tanto daño en tan poco tiempo que llevaba sobre la tierra, tal vez venían heridos desde mis otras vidas, y quien sabe cuando lo hice, porque no me acordaba de muchos de mis errores. Lo que sí era seguro, era que reconocía a cada uno de ellos…
La guitarra estaba en tono y soltaba sonidos deliciosos, sus ecos se deslizaban por entre los poros grises del espacio y del aire que respiraba… me imagine que debería cantar algo que nos uniera nuevamente y comencé… al principio mire la hoguera y las chispitas que dejaba escapar el fuego, luego cerré los ojos y me escuche diciendo en forma musical:
“Cuando sales a tu balcón
el viento suaviza tu rostro…
cierra tus ojos y siente mi mano
te acaricio el rostro fresco
que me ofreces con tu sonrisa…
delicada palpitas en respuesta
a los regalos que te entrego
y juntos nos ponemos a observar
como los corazones nuestros
se entrelazan, y en solitario
suben buscando el firmamento
dejando olas de luces color arco iris…
atravesamos el aire que nos pertenece
sobre un viento que nos regala su corcel
no despertamos, ni volvemos atrás
sentimos que no hay nada de que hablar…
hola amiga mía
tanto tiempo sin sentir tu presencia
gracias por venir en este día
cuando más necesitaba de tu compañía,
se como te llamas
eres la esencia del amor en mi !!!”

antes de abrir mis ojos, pensé millones de cosas, como si sería del agrado de los tótem mi canción, si con ella me perdonasen mis transgresiones, y lentamente fui abriendo los ojos, para mi sorpresa no había ninguno alrededor, en el piso no había fogata, me encontraba en mi cama de mi cuarto lleno de mis colores, y al frente una ventana, una gran ventana abierta que me llamaba, me levante corriendo y una vez en ella, pude gritar al cielo un gracias de libertad, el cielo ya me había fortalecido y establecido nuevamente a la vida, era como mi gran día, como el renacer a la vida, como la segunda oportunidad de vivir… y volé, volé por la ventana hacia mi infinito, el infinito eterno







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